Tras rehabilitar las fachadas y dos viviendas de un edificio patrimonial de 1920, se plantea la reconstrucción de las plantas cuarta y quinta. El edificio, originalmente con planta baja, tres plantas y un ático retranqueado en su fachada principal, necesita intervenir en estas plantas. Para ello, se demolió la quinta planta, en mal estado y en riesgo de colapso, como paso previo.
El nuevo volumen a reconstruir presenta un diseño contemporáneo en diálogo con el valor histórico del edificio. Se utiliza una estructura metálica semi-industrializada para una construcción precisa y rápida. Esta estrategia, basada en el trabajo en taller, reduce costos y mejora la calidad de la obra.
La intervención también involucra la ampliación de la escalera y la instalación de un ascensor en un núcleo estrecho, lo que requiere reconfigurar el inicio de la escalera en la planta baja.